Una historia de fe desfigurada

los-reyes-magosPor: Pr. Salvador Dellutri

Los magos de oriente, involuntarios protagonistas de una historia macabra, son sin embargo un notable ejemplo de fe.

La historia comienza en Milán en el año 1164; dos años antes la ciudad italiana había sido arrasada por Federico Barbarroja  y todavía estaba bajo la tutela de los germanos. Una de las iglesias decía poseer los restos de los tres reyes magos que según la leyenda, la madre del Emperador Constantino había traído de Israel en el siglo IV. Rinaldo Dussel, arzobispo de la ciudad alemana de Colonia, quería llevárselos a su catedral. Los solicitó a Barbarroja y éste se lo concedió con una condición: No debían enterarse los milaneses para evitar levantamientos populares.

Rinaldo hizo preparar tres ataúdes, colocó los restos y dijo que eran de tres parientes suyos muertos por la peste  que habían pedido se enterrados en Alemania. La gente cuando oía hablar de la peste les abría paso y trataba de mantenerse lo más lejos posible del cortejo. Así, los restos llegaron a la catedral de Colonia.

¿Por qué urdió Rinaldo esta patraña? Simple: si tenía los restos de los “tres primeros reyes cristianos”  la Catedral sería la más importante de Alemania y los reyes tendrían que concurrir allí cuando fueran coronados. Hoy, en el altar mayor hay una gran urna de oro que dice contener los restos robados con astucia por Rinaldo para satisfacer su ambición.

El problema es que la Biblia nunca habla de reyes, ni da su número ni sus nombres. Mateo, en su escueto relato, señala que vinieron a ver a Jesús “unos magos”, título que en Persia se daba a los sabios que estudiaban los astros y la relación con la religión y la naturaleza.

Observando el cielo vieron una estrella extraña. Orígenes, uno de los padres de la iglesia, decía que fue un cometa; Kepler pensaba que era un fenómeno lumínico que se producía por la conjunción de Júpiter y Saturno ocurrido en el año 747 de Roma, fecha cercana nacimiento de Jesús, y otros lo relacionan con el cometa Halley. Lo cierto es que estos sabios sabían que los hebreos esperaban el advenimiento del Mesías enviado por Dios y se movilizaron con la certeza de que hallarían al niño.

Su periplo fue un acto de fe que los movilizó hasta Belén donde se encontraron con el niño y le rindieron el homenaje de su adoración. Dios colocó una señal que los guiara, ellos respondieron siguiendo el camino que les trazaba.

Las tradiciones fueron desfigurando la historia agregando el título de reyes, reduciendo su número a tres y poniéndoles nombres para finalmente transformarla en una esperada fiesta infantil. Todo esto enturbió el cristalino relato del evangelio.

Pero los magos que vinieron del oriente son un ejemplo de cómo tiene que manifestarse la fe. Ellos no se quedaron contemplando el cielo, ni especulando, ni elaborando teorías, sino que actuaron y lograron acercarse hasta donde estaba el niño.

La verdadera fe no se queda en la contemplación, sino que dinamiza la vida impulsándola hacia Dios. La Biblia dice: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Los magos son un ejemplo de cómo la fe tiene que movilizar la vida de quien cree.

Salvador Dellutri

2 comentarios sobre “Una historia de fe desfigurada

  1. Es la mejor, la más acertada y justa redacción de un episodio bíblico, Yo también pienso en un acto de FE y algo muy conmoovedor. ¡He leído tantas veces Mateo2 y se lo leo a mis nietos, que lo escuchan conmovidos (gracias a Dios)! Los felicito de todo corazón.

  2. Muy bueno el artículo y la enseñanza que deja. Debemos movernos en fe para no quedar estáticos para llegar hasta Jesús.

    Sé y entiendo de que no es tan relevante, pero más allá de la historia de los magos, ¿la estrella era una señal de Dios? Hay alguna cosas que siempre me hicieron pensar. Hay decenas de situaciones que se dieron en la primera venida de Jesús que fueron exacta y cuidadosamente profetizados. ¿Pero en qué pasaje se habla de «su estrella»? Por supuesto, que no es el versículo que se hace referencia a Jesús como la «estrella de la mañana». Entiéndase que estamos hablando de situaciones puntuales profetizadas, como por ej: que el Mesías nacería de una virgen, que nacería en Belén, que sería traicionado por 30 monedas de plata, etc. Los magos estaban enseñados en la religión caldea y tenían conocimiento de que el Mesías judío vendría y que sería el Rey. Esa estrella o «estrella» los guío hasta Jerusalén primero, nada más con el fin aparente de alertar a Herodes. Pero después de salir de Jerusalén dice la Biblia que «la estrella iba delante de ellos» (si no entiendo mal, se movía), hasta que se posó sobre la casa donde estaba la familia reunida (paso a decir que ya había pasado un tiempo del nacimiento, ya que no estaban en el pesebre, sino en una casa). ¿Por qué la estrella no los guió desde un principio hasta la casa si ella sabía donde se encontraba el niño? ¿Por qué pasó primero por Jerusalén? Me da la sensación de ser una estrella «buchona» o «delatora». Creo que el hombre no conoce una estrella que se mueva con capacidad propia e inteligencia. ¿Era realmente esta «estrella» de Dios? Vemos la masacre a consecuencia de la información que le dieron a Herodes, quien lo tomó como una amenaza. ¿Era eso departe de Dios? Muchas veces pensamos que la «culpa» fue de los magos, pero si existe «culpa», ¿no lo tendría que ser de la estrella? Por supuesto que la locura y el pecado de Herodes se lleva todo.

    Lo anterior fue una pequeña reflexión y para no generar ningún tipo de escozor ni tampoco derivar el tema del precioso artículo del pastor Salvador Dellutri.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *