Amigos

amigosPor: Salvador Dellutri

El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que un hermano.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Proverbios 17.17 y 18.24

Roberto Carlos expresa en su canto que quiere tener un millón de amigos. El deseo es bueno pero de muy improbable realización, en el curso de la vida apenas si podemos reunir un pequeño puñado de personas a las que podemos llamar con propiedad “amigo”. La palabra amigo viene del latín “amicus” y se interpreta de diversas maneras. Algunos dicen que proviene de la palabra amor, y no les faltan razones porque la amistad es una de las tantas expresiones del amor. Otros alegan que la palabra amigo es una conjunción de las palabras alma y custodia, un amigo sería el que cuida nuestra alma y otros le atribuyen origen griego “a” que significa “sin” y “ego”, por lo que un amigo sería nuestro “otro yo”, el otro que no soy yo. Todas tienen una parte de verdad.
Salomón dice que la amistad es reciprocidad, que el que tiene amigos tiene que mostrarse también amigo y añade que un amigo puede estar más unido a nosotros que un hermano. Pero ¿qué es un amigo? Es difícil definirlo, pero tal vez podemos decir que es el vínculo afectivo puro y desinteresado entre dos personas que nace y se fortalece con el trato. La amistad se cultiva, demanda una actitud recíproca de acercamiento y afinidad. Llega a ser más fuerte que un vínculo de sangre porque no viene programado, se genera por elección personal.
En nuestra sociedad estamos tan acelerados que se licuan los vínculos y se desvirtúa el sentido de la amistad. El amigo es siempre un compañero, pero hay un vínculo de afecto que trasciende el compañerismo; nunca debe confundirse con el compinche, que es el compañero únicamente en la diversión y jamás con el cómplice que es el socio para lo negativo. Ed Cunningham define la amistad diciendo: Amigos son aquellos extraños seres que nos preguntan cómo estamos y esperan oír la contestación.
La amistad es empatizar con el otro. Los griegos usaban la palabra simpatía para decir que comprendía el dolor del otro, comprendían lo que sentía el prójimo. Pero usaban el término empatía para indicar que sentían y compartían el dolor del otro. La amistad va más allá de la simpatía, es compartir con el otro sus problemas, sus alegría y estar siempre dispuesto a tender la mano. Aquello que decía un viejo tango: Los amigos se cotizan en las buenas y en las malas.
Se cuenta que en la Primera Guerra Mundial, guerra de trincheras y enfrentamientos directos con el enemigo, dos amigos inseparables participaron de una cruenta batalla. Al anochecer uno de ellos se apersonó a su jefe para decirle: Mi amigo no regresó del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo.
El oficial, consciente del peligro, respondió: No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente ha muerto. El soldado desobedeció y a la madrugada, mortalmente herido, regresó al campamento con el cadáver de su amigo.
El oficial, disgustado, le reprochó: ¡Se lo dije! Ahora he perdido dos hombres. ¿Merecía la pena ir a buscar un cadáver? A lo que el soldado replicó: ¡Claro que si, señor! Cuando llegué todavía vivía y al verme dijo: “¡Estaba seguro que vendrías!”
Demos gracias a Dios por nuestros amigos, oremos por ellos y celebremos el don maravilloso de la amistad.

3 comentarios sobre “Amigos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *