Pan y circo


Sobre la inmoralidad televisada

*Por Salvador Dellutri.

Decir la verdad sobre el pope de la televisión que capitanea un programa de desmesurado rating y produce ganancias astronómicas es arriesgarse. El periodista Carlos Reymundo se animó a hacerlo en un breve artículo que publicado en el diario La Nación el pasado 7 de agosto. Lo titulo simplemente Bailando y dice así:

No se le puede pedir sensibilidad y mucho menos arte al «Bailando» de Show-match. Es un espectáculo ligerito, sin otro objetivo que entretener y hacer rating. Todo eso lo consigue de la mano de su conductor, Tinelli, un verdadero fenómeno que acierta hasta cuando se equivoca y que ha hecho de lo chabacano y vulgar una cultura de masas. Lo que aparenta ser un concurso de baile es una gran ficción, en la que los que están en la pista y los del jurado representan un papel, que es ser ellos, pero desfachatadamente. Puede pasar, claro, que algo se salga de cauce.

El viernes, la buena actuación de Melina Lezcano, cantante de Agapornis, fue juzgada con inusual dureza por Carolina Ardohain, Pampita, habitualmente cálida en sus evaluaciones. Después de elogiar el baile, le objetó haber estado demasiado vestida, no haber mostrado “más sexo” (la categoría era reggaetón romántico). “Lo que hiciste es una falta de respeto para todos”. Un repentino silencio invadió el estudio. Melina se largó a llorar.

Bueno, pero se llevó una lección artística. Nada de afinar los pasos. Lo que Pampita le pide es que se saque la ropa. Que apriete. El rating, nena. A ver si lo entendés. Al Bailando no se va a bailar.

La decadencia transforma en intocables a quienes la promueven, nadie puede criticarlos y hay un tácito acuerdo en cantar loas a quien tiene rating. Lo cierto es que acierta el periodista al calificar al programa de chabacano y vulgar. A eso tendríamos que añadir que Tinelli lucra con el escándalo y acicatea a los “concursantes” para sacar los peor de ellos y producir desencuentros, agresiones, peleas, llanto. Jovencitas de moral inconsistente que exhiben no solamente sus cuerpos, sino que también ventilan groseramente su intimidad para permanecer en el programa y aumentar su cotización.

Tinelli cosifica a la mujer. Carolina Ardohain expresó lo que todos sabemos: que el éxito del programa no está en el talento sino en la desvergüenza, el descaro y la vulgaridad. Lo paradójico es que diga que es “una falta de respeto para todos” que la concursante hubiera aparecido vestida.

Los pueblos decadentes promueven espectáculos procaces, groseros y sanguinarios. En la antigua Roma hacían que las fieras destrozaran a desdichados indefensos en el circo y así colmaban de público el Coliseo. Lo mismo sucedió con Alemania luego de la Primera Guerra Mundial, donde el cabaret era el espectáculo más requerido.

“Pan y circo” proclamaba el poder romano. Era la receta infalible para adormecer al pueblo y manipularlo a su antojo. Un pueblo educado para pensar no es fácilmente manejable, porque tiene capacidad crítica y es contestatario.

La masificación transforma a los hombres en chusma. La palabra viene del genovés ciusma, que a su vez deriva de una palabra griega que designaba al canto acompasado de los galeotes, esclavos destinados a remar, que debían mover sus brazos al ritmo que marcaba el capataz. Chusma es la masa ignorante, esclavizada, que perdió su dignidad y responde al ritmo que le marcan.

Cuando Jesús estuvo frente al tribunal de Poncio Pilato, fue la chusma, manejada por escribas y sacerdotes la que pidió que lo crucificaran. Porque la chusma no piensa, ha perdido su libertad y su dignidad, por lo que no es capaz de ejercitar un juicio moral. Vive intoxicada por sus mandantes y siempre, entre Jesús y Barrabás, elegirá a Barrabás.

Con brevedad, concisión y valentía el periodista dijo lo que es imprescindible decir. El tema merece que nos detengamos y pensemos seriamente en la influencia perniciosa que estos espectáculos decadentes tienen en nosotros y en nuestros hijos.

*Salvador Dellutri: Pastor, Profesor, Periodista, Conferencista y Escritor de libros como: “El mundo al que predicamos”, “En Primera Persona”, “Las Estaciones de la alegría”, “Hay que matar a Jesús”, “El desafío posmoderno”, “La Fe y el sentido de la vida”, “Ética y Política”, entre otros. Produce dos programas de Radio Trans Mundial, “Tierra Firme” y “Los Grandes Temas”.

2 comentarios sobre “Pan y circo

  1. Como si la vulgaridad y la miseria humana expuesta en TV fuese la clave del éxito,muchos salen a imitar.convencidos que se trata de un buen aporte al cambio social

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