Por Claudio Nava*
Batman es uno de los superhéroes más conocidos y admirados por todos, desde los más grandes hasta los más chicos. Esto se debe en parte, a que es un personaje longevo. Creado en 1939, cuenta hoy ya con 80 años de vida.
Como todo superhéroe combate a diversos villanos, y entre ellos hay uno muy especial, que usted seguramente conocerá, vestido de ropas coloridas y que lleva pintada su cara como un payaso: el Guasón.
Una película de Hollywood recientemente estrenada se detiene en este villano e intenta explicar sus raíces y motivaciones.
El Guasón no es un simple delincuente en procura de dinero; a la luz de esta nueva versión, es el resultado del abandono de sus padres, del abuso de su madre adoptiva, y de los consiguientes problemas mentales que estas circunstancias le generaron. A su drama personal se suma un contexto social de profunda crisis: una sociedad extremadamente desigual, con una marcada división entre pobres y ricos, donde las relaciones sociales de elemental respeto entre los mismos ciudadanos y de estos para con sus instituciones se han roto. Como resultado de este caos, el Guasón emerge como el líder de la masa frustrada y sin esperanza que recurre a la violencia, no para modificar el sistema imperante, sino tan solo con el fin de destruir todo lo existente.
La película, para los ojos incautos, puede parecer novedosa o vanguardista; pero en realidad no expresa nada nuevo. Sobran ejemplos de situaciones semejantes en la historia. En reiteradas ocasiones, el accionar social violento y destructivo ha brotado de las masas frustradas y los liderazgos negativos. Tales son los casos del Imperio Romano en su época de decadencia, de la sociedad francesa durante la revolución o de la Alemania dominada por el nazismo. Lo que narra la película, en cierta forma, ya ha sucedido.
Lo asombroso del film es su honestidad y franqueza al abordar la problemática humana. Con total sinceridad reconoce que una sociedad sin principios y familias sin valores solo pueden generar violencia y destrucción. Se admite que no hay forma en que el hombre pueda recomponer por sí solo una sociedad descompuesta y alejada de las leyes. Muestra a un hombre desprovisto de soberbia que no tiene soluciones, y que solo puede generar aún más mal.
Desearía que se presentara una segunda parte de esta película, tal vez alejada del mundo de los superhéroes y los cómics, que indique cuál es la salida para el ser humano y nuestra sociedad; cómo haríamos para salir adelante cuando solos no podemos y así evitar que las masas se vuelquen hacia la violencia descontrolada.
Toda nación y todas las personas han enfrentado situaciones críticas en sus vidas. Tal fue el caso, por ejemplo, de Juan, Pedro y los demás discípulos de Jesús. Enfrentaron un tiempo muy difícil, Jesús fue crucificado y muerto delante de sus ojos. Experimentaron frustración por el triunfo de líderes políticos y religiosos corruptos y opresivos que agitaron a las masas en su contra y terminaron persiguiéndolos. Vivieron un tiempo de temor y violencia. Jesús sabía que solos nos podrían superar esto. Fue entonces cuando les dijo: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo”.
Como a los discípulos en esos días, todas las personas, también usted y yo, enfrentaremos situaciones de frustración, injusticia, maltrato y desesperanza social; realidades que no están a nuestro alcance modificar. Es ahora cuando debemos dejar de lado nuestra soberbia, reconocer que solos no podemos y aceptar la propuesta de paz y confianza que Cristo les ofreció aquel día a sus discípulos y que hoy también nos ofrece a nosotros.
*Prof. Claudio Nava – Es profesor de historia. Ha participado como invitado en Tierra Firme junto con el Pr. Salvador Dellutri y es miembro de la Iglesia de la Esperanza de San Miguel, Provincia de Buenos Aires, Argentina.