Tránsito a la libertad

Una reflexión sobre el verdadero valor de la libertad.

Por: Salvador Dellutri*

La palabra más repetida y peor entendida es «libertad». En nombre de la libertad, el adolescente consume droga y pide con vehemencia la legalización de la marihuana. En nombre de la libertad las mujeres presionan a los legisladores para que les permitan abortar legalmente y que el estado se haga cargo de la intervención. En nombre de la libertad, el joven se descontrola bebiendo y termina con un coma alcohólico luchando cuerpo a cuerpo con la muerte.

Maldigo con todas mis fuerzas a esta libertad que esclaviza, asesina y mata. Tengo conciencia de que la libertad es una bandera que no admite cuestionamientos, que es antipático hablar contra ella, pero soy políticamente incorrecto y la cuestiono porque destruye ilusiones, enferma cuerpos y puebla cementerios.

¿Qué libertad es ésta? ¿Para qué sirve? ¿Por qué hacemos un culto de una facultad que nos está destruyendo?

Aprendamos la lección de la historia: en nombre de la libertad, la Revolución francesa instaló el terror; la guillotina trabajó a destajo cortando cabezas de nobles y revolucionarios sin hacer distinción entre culpables o inocentes. En nombre de la libertad, se generan los odios más profundos, se erigen muros y se siembra muerte. La libertad se ha transformado en un dios pagano que demanda culto y termina devorando a sus adoradores.

Las rotas cadenas son el símbolo de la libertad política y de la ruptura de yugos esclavizantes. Pero la libertad política, no garantiza la libertad individual. Un hombre puede ser esclavo teniendo libertad política, social y económica.

La libertad es un arma de doble filo: hay que saber manejarla para que no nos hiera. ¿Quién es verdaderamente libre? ¿El que en nombre de la libertad se esclaviza? ¿El que hace lo que quiere y termina destruyéndose?

Manejar la libertad requiere un largo aprendizaje. Podemos ser políticamente libres y continuar siendo esclavos, porque el ser libre se va construyendo con el tiempo y la reflexión.

Horacio, el más destacado poeta lírico latino, en sus Sátiras hace la pregunta: “¿Quién es libre?” y contesta: “El sabio, el hombre que se domina, a quien no aterran la pobreza ni las cadenas; el que es capaz de resistir las pasiones y desprecia los honores; seguro en sí mismo, es como la superficie tersa de una esfera donde resbalan los acontecimientos exteriores, invulnerable a los asaltos de la fortuna”.

Es evidente que los latinos, por influencia de los griegos y desconociendo la fe cristiana, comprendían que la libertad debe ser cultivada y que la libertad política, social o económica no hace a los hombres libres.

La libertad se usa como pretexto para el desborde de las pasiones. San Pablo recomendaba: «…no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos». ¿Cuántas guerras en nombre de la libertad no son más que desbordes de la ambición política y económica? ¿Cuántos de los que gritan «libertad», lo que realmente quieren es dar rienda suelta a sus pasiones autodestructivas?

La libertad es un don dado a los hombres que debe ser defendido. Porque la libertad es frágil: podemos perderla, de manera que debemos aprender a vivirla. Jesucristo dijo que la verdad nos hace libres, pero cada uno tiene que aprender a manejarla y para eso, hay que crecer en esa libertad para poder mantenerla en el tiempo.

Muchas veces, creyendo transitar el camino de la libertad, tomamos el atajo que nos lleva a la esclavitud, destruyéndonos y perdiendo de vista a nuestro prójimo. Equivocamos el sentido: la libertad se convirtió en una maldición. Quienes entienden que la libertad es frágil y se abocan a aprender, comprueban que es una bendición maravillosa y, en el decir de Cervantes, es el don más grande que Dios ha dado a los hombres.

 

*Salvador Dellutri: Pastor, Profesor, Periodista, Conferencista y Escritor de libros como: “El mundo al que predicamos”, “En Primera Persona”, “Las Estaciones de la alegría”, “Hay que matar a Jesús”, “El desafío posmoderno”, “La Fe y el sentido de la vida”, “Ética y Política”, entre otros. Produce dos programas de Radio Trans Mundial, “Tierra Firme” y “Los Grandes Temas”.

2 comentarios sobre “Tránsito a la libertad

  1. estoy de acuerdo pastor Dellutri,usando ese término las mujeres y los hombres abandonan los matrimonios, dan malos ejemplos a sus hijos e hijas adolecentes realizando actos y teniendo relaciones ocultas y no aprobadas por Dios y la dignidad de los hombres y mujeres virtuosas. En fín, el término se usa para destruir y a veces terminamos siendo más esclavos que antes de hechar mano de ¨mi LIBERTAD¨.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *